lunes, mayo 14, 2007

Dothraki: El hijo prodigo, el huevo y la libelula

Continuamos con las aventuras de nuestros amigos dothraki


SEGUNDO CAPITULO: EL HIJO PRODIGO, EL HUEVO Y LA LIBELULA.
Segundo y tercer dia del Otoño en la desembocadura del Rhoyne.
Dicen los poetas que siempre hay que celebrar el nuevo dia, como si fuera el ultimo. Tras la terrible experiencia sufrida, los esforzados hijos del Mar Dothraki siguen este consejo y algunos de ellos sacan de la selecta bodega de la mansión un barril del mejor vino, antes de que Axucory y Luatha puedan poner algo de orden varios de ellos han bebido más de lo que su agotado cuerpo puede aguantar y la modorra causada por el exquisito (y fuerte) caldo les hace caer dormidos.
Tras devolver la casa y los caballos a sus dueños, los dothraki se abren paso entre la devastación que el tifon ha causado a la ciudad para volver al caravasar. En medio del ajetreo de la puerta del rio, Luatha se percata de que alguien le ha introducido un papel en la cintura. Como los demas, es analfabeto y esta a punto de tirarlo, pero Zarko, el dothraki viajado, le detiene y le echa un vistazo.Es una cita para esta tarde en un templo pequeño y discreto a una legua o asi de Zoida, rio arriba. Cuando llegan al caravasar, al poco se unen a ellos Jotharago, Goko y Tuoslo que han vuelto desde la caravana de Kordo. Se producen algunas escenas incomodas ya que los que han pasado el tifon fantasma en Zoida, ahora se creen mejores que los que no lo hicieron. De hecho empiezan a atarse al brazo brazaletes de cuero con un trozito de vidridragon como una especie de condecoración.
Luatha decide acudir al encuentro acompañado tan solo de Axucory (estos dos desaparecen juntos tan a menudo que estan empezando a aparecer rumores entre los demas miembros del destacamento). En medio de un bosquecillo de alamos, junto al rio, hay un templo abandonado, desgastado por el tiempo pero aún en pie. En su puerta aguardan seis hombres, mercenarios tyrosi de barbas trifurcadas, y una mujer, una de las Hechiceras Veladas, con su vestido blanco y un velo transparente cubriendole el rostro. La mujer hace un gesto a Luatha, y tras despojarle de su arakh los tyrosi le permiten entrar en el templo. Alli la mujer descubre su rostro y resulta ser la temida Madre de la Ciudad, la archimaga. Aunque la penumbra la ayude con su aspecto no parece tener mas de cuarenta años, algo milagroso (u ominoso) para una mujer con un hijo de casi cincuenta.
-"Se que tu y tu gentes sois un pueblo de acciones y no de palabras,asi que ire al grano. Mi nieto Joriko ha huido de Zoida aprovechando la confusion provocada por el Tifon. El y sus secuaces han robado en varias mansiones y han huido de la ciudad. Mi hijo enviara a los Peltastas Rojos tras ellos en cuanto pueda disponer de algunos. Quiero que vosotros lo encontreis antes y lo lleveis sano y salvo con un viejo amigo a Mantaris. Se llama Partelo de Mantaris."
- "¿Y yo que sacare de esto?"
Por toda respuesta la bruja le entrega una pesada bolsa. Al abrirla, Luatha ve que esta llena de dragones de oro de Westeros. "Cien hay, 20 son para Joriko, el resto para vosotros, vete ya. El tiempo es esencial".
Luatha sigue el consejo y ,raudo y veloz, se dirige al campamento. Los seis compañeros parten sin dilacion dejando a Zarko a cargo del grupo. Tras realizar varias pesquisas, averiguan que un grupo de saquedores mato a los guardias de una de las puertas por la mañana y huyo con una recua de veinte camellos hacia el sur. Encuentran el rastro con facilidad y lo siguen, todo parecia ir a las mil maravillas y quiza eso hizo que se confiaran.
El lobo acechaba por entre la alta hierba. Su espiritu animal habia muerto cuando el espectro de la vieja y condenada Valiria se apodero de su cuerpo, y cuando el fantasma se fue a su vez, solo dejo su ansia de matar para que el cuerpo siguiera viviendo. El lobo estaba al limite de sus energias, cada minuto sus organos vitales amenazaban con detenerse y no dejarle dar un paso más. Pero seguia moviendose, buscando no una presa, una fuente de alimento para continuar su existencia, sino algo que matar para cumplir el unico imperativo que le guiaba.
El lobo ataco a dos humanos que se movian entre la hierba en busca de algo. Le oyeron venir, pero en lugar de huir, fueron a su encuentro, tratando de burlarle en la espesura. Salio mal, el lobo casi mato a Tuoslo, e hirio a Megaro y a Axucory. Una vez mas las flechas de vidridragon salvaron el dia. Ahora los que no vivieron el tifon fantasma se dan cuenta de que las historias de sus compañeros no eran exageraciones.
Finalmente el rastro les lleva a una aldea lacustre en el borde de los pantanos que forman la desembocadura del Rhoyne. Cuando llegan a la aldea la encuentran desierta, salvo por una docena de cadavares cubiertos por sudarios y a los que han dejado a medio enterrar. Tambien hay menos barcas de pesca de las que serian de esperar. Y hay huellas de hace menos de una hora de los camellos, alguien que no lleva calzado se los ha llevado a los cañaverales. Con tipica impulsividad dothraki todos los compañeros salvo Goko, que se queda vigilando los caballos, se internan en la espesura. Mala idea, los pescadores estan en los cañaverales como en su casa, y sus cerbatanas con dardos soporiferos pronto dejan fuera de combate a Goko y Axucory, y las cosas no pintan nada bien, hasta que Megaro decide romper el silencio y dirigirse a los aldeanos. Pronto se alcanza un acuerdo. El jefe de la aldea les dice que los que buscan estuvieron aqui por la mañana. Les cambiaron los camellos por media docena de sus barcas, y temian que el grupo de dothraki vinieran a quitarselos. Cuando les dicen que no los quieren para nada, se muestran colaboradores y les alquilan por dos dragones dos barcas y dos barqueros. Pero tendran que esperar a mañana para salir, ya que casi es de noche ya.
Con el alba dos barcas pesqueras, ligeras y alargadas zarpan de la aldea. Inseguros, fuera de su elemento los dothraki tratan de seguir el rastro de Joriko y sus esbirros. Trozos de tela, espadañas quebradas, permiten seguir el rastros en medio de los canales. Los cocodrilos les dejan en paz, afortunadamente. A media mañana ven recortarse entre la bruma del pantano una forma que se va concretando en una antigua torre de vigilancia, cubierta de hiedra. Y a sus pies, varios cadaveres.
De nuevo siempre prestos, desembarcan y se dirigen hacia los muertos. Solo Goko es algo mas cauto y tomandose su tiempo examina el terreno, dandose cuenta que aunque la isla esta cubierta de vegetacion por doquier, alrededor de la torre hay un area en la que no crece nada. Avisa a los demas, y gracias a esto estan alerta cuando son atacados por la enredadera, que cobra vida y trata de asesinarlos. Pero pronto son ellos los que la talan sin ninguna misericordia tras acabar con todas sus ramas armadas con acerados pinchos.
Tras la botanica batalla, el joven Megaro trepa hasta lo alto de la torre de vigilancia que los sabios y habiles valirios construyeron en un tiempo ya olvidado y desde lo alto con el catalejo que sustrajo de la mansion del pudiente zoidano, divisa a una legua o asi, una isla que se alza entre los pantanos, con una colina de arboles coronado, entre los que surge un brillo dorado como la estrella vespertina antes de que la noche empieze.
Presintiendo ya el final de su aventura, los esforzados heroes embarcan una vez mas. Siniestros presagios jalonan esta etapa ultima de su busqueda. Tabanos arrecimados sobre manchas de sangre, y al llegar a la isla el descubrimiento de un cadaver zoidiano cubierto de ronchas rojas que Tuoslo dice que son picaduras de insecto y Axuycory erupciones causadas por plantas. Tras un breve reconocimiento y advertir a los dos barqueros que no osen abandonarlos, suben animosos colina arriba. En lo alto, tras pasar el bosquecillo donde ven más cadaveres como el que vieron antes, aguarda un templo pequeño pero de magnifico aspecto. Como una version en miniatura de los zigurats ghiscari, con dos pisos de unos cuatro metros, cuadrangulares, el de abajo con 50 m de arista y el de arriba de 30. Y en lo alto una enorme horquilla dorada, alta como un hombre. En el ultimo piso se abre una puerta, donde termina la escalinata. Cautos ascienden los ultimos peldaños con el arakh de Axucory el arco de Luatha en vanguardia. La oscuridad de la sala tras la entrada solo es disipada por una enorme estatua de una libelula de 3 metros de largo, que parece estar suspendida en el aire, iluminada por la luz de las gemas engastadas en ella, que arrancan reflejos multicolores de su cuerpo dorado. La luz no viene de otra fuente que el interior de las propias gemas. Axucory conoce bien ese fulgor. Es el mismo que anida en la flecha de vidridragon donde capturo una centella hace tan solo dos dias,
Subitamente el silencio es interrumpido por una voz infantil y asustada. Joriko esta dentro de la estancia, en el centro de un circulode simbolos arcanos trazados con tiza, en sus manos un Huevo de Dragon. Su narracion de lo sucedido hace que todas las piezas encajen. Los cuernos de bronce del templo son como los paraduendes de Zoida, y la estatua de la libelula una inmensa bateria de mana, de poder magico. Sus lecturas de los astros habian llevado a Joriko a creer que lograria su proposito, ya que indicaban que pronto los dragones volverian de la mano de una persona joven y de sangre real, tras un gran sacrificio personal. Pero Joriko ha fracasado y si la profecia se ha cumplido, sera algun otro el que lo haya logrado. Pero lo que si que logro es despertar la furia de Moscadragon, el espiritu del templo, que envio a sus libelulas sagradas contra los impios. Todos murieron salvo Joriko, y solo gracias a que esta en el interior del circulo arcano.
Luatha pone su ingenio a trabajar. El y los demas se recubren con barro, empuñan antorchas, y meten a Jorko en un saco cubierto de barro. Y corren, corren como si los persiguieran dragones furiosos, mientras desde todos los rincones de la isla surgen libelulas tan largas como sus manos, cuyos mordicos empiezan a rasgar la tela del saco. Pero la suerte que fue esquiva con el lobo endemoniado, les sonrie ahora y gracias a ella pueden dispersar a las libelulas y alcanzar las barcas, dejando atras la isla y sus peligros.
Se toman un momento de respiro, pero pronto nuevas preguntas surgen en sus inquietas mentes. ¿Seran los peltastas rojos capaces de seguirles la pista? , ¿como ocultaran al joven Joriko de ellos? .

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