Persia esta derrotada. En estas condiciones, con Grecia arrasada por los persas y tantas heridas pendientes de cicatrizar, lo logico hubiera sido firmar una paz ventajosa. Pero no fue asi. Sin dar pausa a las fuerzas persas, los griegos, especialmente los atenienses, pasan a la ofensiva. En un promontorio de la costa de Asia Menor llamado Micala, los griegos derrotan y aniquilan a la flota persa, ya debilitada tras Salamina. Y no solo eso, empiezan a sitiar y tomar plazas fuertes del Imperio, como Sestos.
Sestos, situada en el estrecho de los Dardanelos, es vital para controlar el paso entre el Mar Negro y el Egeo.
Pero no nos apresuremos, por que el desarrollo de los acontecimientos es en este caso mas sustancioso que los acontecimientos en si. Volvamos pues al dia siguiente de Platea. El ejercito persa ha sido derrotado, Mardonio ha muerto. Los persas empiezan a retirarse. Y los griegos empiezan a discutir. Al principio no mucho, todos estan de acuerdo en que hay que perseguir al ejercito persa para diezmarlo, y sobre todo asegurarse de que sigue desorganizado y en retirada. Pero solo un par de dias despues de la gran victoria helena llega la primera prueba de fuego para su alianza. En pos de los persas el ejercito coaligado llega a Tebas.
Tebas, la poderosa ciudad del centro de Grecia, dueña y señora de la fertil region de Beocia, enemiga ancestral de Atenas. Los atenienses, acusando a los tebanos de traidores a la causa helena, quieren asaltarla e incendiarla. Gran parte de los soldados tebanos han muerto en Platea luchando junto a los persas, asi que la ciudad puede presentar poca resistencia. Sin embargo, Pausanias, regente de Esparta, sobrino de Leonidas y jefe del ejercito heleno, impide que la ciudad sea arrasada, para asegurarse de que Atenas tenga un poderoso rival en su frontera norte. Las rivalidades entre helenos empiezan a aflorar una vez que el enemigo común ha sido vencido.
Poco después los espartanos y la mayor parte de las polis del Peloponeso retiran sus fuerzas del ejercito coaligado. Despues de todo, los persas ya han abandonado Tesalia y la helade, retirandose por la barbara Macedonia en direccion a Tracia y al helesponto para volver a Asia. En su mentalidad de campesinos apegados a la tierra no ven razon para continuar la lucha.
Muy distinta es la percepción de los atenienses. Estos, con su vision de comerciantes y artesanos, abogan por continuar con la lucha. Despues de todo, su ciudad esta en ruinas, y necesitan dinero para reconstruirla. Dinero que solo puede conseguirse con botines de guerra y con el comercio. Especialmente un comercio monopolizado, apartando a sus rivales, especialmente los fenicios, leales subditos del Gran Rey.
Temistocles y sus partidarios saben que es el momento de conseguir que la victoria helena de sus verdaderos frutos. Con la liberación de los helenos por bandera, Atenas y sus aliados siguen con la ofensiva. Primero consiguen acorralar a la flota persa en Micala y destruirla. De este modo dejan a los persas sin capacidad operativa y de respuesta, ahora los helenos pueden moverse por todo el Egeo y el Mar Negro sin oposición, concentrando sus fuerzas para golpear ora en un lugar, ora en otro, tomando las ciudades con guarniciones persas como Sestos, empujando a la rebelión a las polis griegas y las tribus tracias. En un año, la satrapia persa de Tracia es historia, y la mayoria de las ciudades helenas de la costa de Asia Menor se han desembarazado de sus señores persas.
Esparta, rural y aislacionista ha perdido su oportunidad, frente a Atenas que ha rentabilizado el triunfo griego y es vista como libertadora y protectora por los griegos de Asia. No es que no hubiera algunos en Esparta que vieran lo que se avecinaba, especialmente el astuto Pausanias, pero los Eforos, siempre recelosos de sus familias reales, especialmente de sus miembros mas jovenes y con mas iniciativa, pronto lo ven venir y declarándolo fuera de la ley cuando el joven principe agida se niega a volver a Esparta desde Bizancio, de la que se acaba proclamando rey. Esparta no quiere oir hablar de aventuras exteriores.
Atenas, por el contrario, aprovecha para fundar la Liga de Delos. Con el pretexto de asegurar la libertad de los griegos, continua la guerra contra los persas, alentando insurrecciones en Egipto y Asia Menor, que si bien no siempre daran el fruto esperado, tendran a los persas ocupados en su propio territorio y les obligaran a permanecer a la defensiva. Sobe todo dejaran el liderazgo político y comercial del Egeo en manos de los atenienses, lo que les permitirá no solo recuperarse de las heridas de las guerras medicas, sino alcanzar una edad de oro, bajo el mando del gran Pericles.
Posibilidades de ambientación: estos años cruciales que siguen a las grandes victorias de Salamina y Platea tienen muchas posibilidades de juego. Para un grupo de personajes embarcados en una trirreme ateniense y que son los primeros en llevar la noticia de las derrota persa a una isla del Egeo o alguna ciudad helena del Asia Menor, es el momento en el que pueden marcar la diferencia, consiguiendo poder y riqueza. Muchas fortunas se levantaron en aquellos años en medio de la incertidumbre de la guerra.
En Esparta son tiempos de zozobra y conspiracion, los ilotas, muchos de los cuales han sido armados para luchar contra los persas, están al borde de la rebelión, y los eforos recelan de las dos familias reales, en especial de Pausanias. Temen que el joven regente de los agidas no se resigne el papel secundario que las leyes de licurgo otorgan a los monarcas. Por otra parte, tampoco les agrada que los atenienses se estén llevando todo el merito y recogiendo todos los frutos de las victorias militares. Pero apuestan a que finalmente los atenienses iran demasiado lejos y como Icaro, se acercaran demasiado al sol persa.
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