Dejando a sus parientes en la fiesta, Declan se dedica a revisar su correspondencia, entre la que encuentra una carta del Penal del Condado de Baltimore, informándole de la ejecución de una de sus defendidas, Mary Mc Bane, así como de que su ejecución fue retrasada al estar embarazada. También le informan que breves semanas antes de su ejecución dio a luz a una niña, a la que llamo Robin, y que en sus ultimas voluntades le identifico como el padre de la misma. Pero, no debe preocuparse por la pequeña, ya que su padre, Seamus O'Flaherty, se hizo cargo de la niña.
Esto ultimo enfada y preocupa a Declan por dos razones. La primera porque Seamus Aloisius O'Flaherty desaprecio durante la batalla de Gettysburg, donde lucho con la Brigada de Corcoran. La segunda porque Declan tenia (o tiene) un bajo concepto de su progenitor al que considera un irresponsable que ha puesto siempre su militancia anti-británica por delante del bienestar de su familia. Hay que decir que esta ultima opinión no es en absoluto compartida por Liam, un ardiente feniano.
Sin perder un instante Declan pone un cable a la Agencia de Detectives Pinkerton para que busque a su hija y a su padre.
Nuestros amigos comienzan en sus nuevos trabajos en la Kansas Pacific (KP a partir de ahora). Veamos que tal les fue:
Peter empezó su trabajo como jefe ce cuadrilla en los talleres de la KP. La mayoría de los mecánicos e ingenieros que trabajan en este lugar son negros, antiguos esclavos del Ferrocarril de Tennese a los que Mrs Devlin libero. Tratando de impresiona a su nueva jefa, e interés romántico, Eleanora Applewood, Peter y su equipo consiguen arreglar a tiempo una locomotora dañada durante la incursión. Durante el trabaja habla con sus compañeros de su amor perdido, Rosmary, que la difteria le arrebato.
Liam, se encuentra con sus nuevos compañeros de trabajo, los exploradores Smity Pulaski, un polaco de mediana edad casado con una india y que no para de largar, y Pit Scully un enjuto joven de Kentucky, tan silencioso como locuaz es Smity, un tipo discreto, de mirada fría y apagada. Los veteranos llevan al novato a cazar y despellejar búfalos, y pasa el examen. Por el camino Liam les habla de su juventud en Irlanda y sus andanzas por todo Kilkenny con su amigo Branningan, unas veces por cuenta propia, otras en apoyo de la Causa. Desgraciadamente un policía mato a Branningan de un disparo y Liam le dio su merecido a aquel lacayo de la zorra de Vicky (la Reina Victoria). Tras esto tuvo que abandonar la isla esmeralda y venirse junto a su hermano a Baltimore.
Róisín se une a las oficinistas de la KP. El lugar de trabajo es sumamente provisional; las oficinas de la compañía están ubicadas en una gran tienda hospital comprada al Ejercito de la Unión en las subastas de posguerra. Las mesas son todas tableros sobre caballetes y todo esta preparado para ser embalado, empacado y subido a un tren en cuestión de horas. El ambiente silencioso es solo roto por el tableteo de una reciente innovación: la maquina de escribir. Mientras sus compañeras de trabajo pasan el tiempo hablando de trivialidades, Róisín empieza a dar los primeros pasos para cumplir su sueño: ser una de las mujeres de confianza de la Presidenta Devlin. Quizás algún día Gobernadora Devlin, ya que en su visita al club sufragista se entera de que Devlin esta presionando fuertemente para que el estado de Kansas permita el sufragio activo y pasivo de mujeres y negros.
Declan por su parte se presenta en su nuevo lugar de trabajo: la cabecera del ferrocarril. Allí entre el polvo de la tierra levantada, el ruido de los martillazos y el ajetreo de las cuadrillas de los peones, se empapa en sudor y en la naturaleza del trabajo: colocar traviesa tras traviesa y raíl tras raíl hasta concluir el Ferrocarril Transcontinental. El trabajo es duro, y los obreros son gente ruda y propensa a enredarse en peleas por cualquier motivo, especialmente los raciales: negros, alemanes e irlandeses andan a la greña unos con otros. Declan trata de poner fin a este estado de cosas e implanta un sistema de recompensas a la productividad, mientras espera noticias sobre su hija.
Por fin llega el Domingo y termina el trabajo de la semana. Declan se asegura de que todos sus hermanos le acompañen a misa (católica, por supuesto) como Dios manda. Tras el servicio se dirigen al prado comunal junto al rió para tomar un picnic. El sosiego del momento se ve turbado con la llegada de un telegrama enviado por Mrs Devlin:
“Grupo topografos muerto stop culpable animal feroz stop solucione discretamente stop”
Firmado: Mina Devlin
Los O'Flaherty lían la manta y cogen la cesta y se dirigen hacia la estación de ferrocarril donde abordan un tren especial que les lleva hasta la cabecera de la vía a ellos y sus caballos. Desde allí les lleva solo unos horas alcanzar el lugar donde los topografos fueron atacados.
El lugar presenta un aspecto dantesco, con fragmentos de cuerpos y manchas de sangre por doquier, mezclados con los restos retorcidos de un teodolito y otros útiles del oficio de las victimas. La investigación de la escena aporta datos contradictorios. La contundente violencia desplegada apunta a un oso, pero las huellas encontradas son las de un animal de tamaño mucho menor, quizás un tejón particularmente grande.
Acompañados por tres guardas del ferrocarril, los PJ siguen el rastro de la criatura, internándose en un paisaje de colinas cubiertas de matorrales.
Aprovechando el terreno, la criatura cae sobre ellos por sorpresa con rapidez cegadora, abate al cabalo de uno de los guardias y empieza a atacar con frenesí en medio del remolino de hombres y caballos, hiriendo a varias personas. Sin embargo una mano firme le coloca una bala en el cráneo al animal, pese al remolino de hombres y caballos, permitiendoles por fin pueden examinarlo con calma.
Parece una versión del tamaño de un perro de la criatura que los indios del noroeste llaman carcayu, los franceses glotón y los ingleses wolwerine. Pero este no es el territorio en que es habitual encontrarlos y nunca alcanzan este tamaño. Otro signo de los sucesos extraños que suceden por todo el Oeste en los últimos tiempos, tanto, que algunos periódicos del Este empiezan a hablar de Extraño Oeste, en lugar de Salvaje Oeste.
Los O'Flaherty cargan el cadáver de la criatura en uno de los caballos y empiezan su viaje de vuelta hacia la cabecera, pero en medio de las llanuras, son atacados por un extraño fenómeno: una especie de niebla roja, que trae consigo visiones de guerra y muerte y que parece querer arrancarles el aliento hasta matarlos.
Todos sus esfuerzos de enfrentarse a este extraño fenómeno fallan, y huyen de el hacia un cercano cañón, cuya entrada esta custodiado por dos fetiches indios, plumas de águila colocadas sobre postes de madera y que identifican como alguna barrera mágica.
La barrera de fetiches deja fuera a la mortal neblina, descubriendo que en el cañón otros han buscado refugio antes. Una banda de forajidos cuya intención inicial es la de asaltar a nuestros héroes, sin embargo, con mucha labia, consiguen que confíen en ellos y les guíen a su campamento.
Entonces, ocurre algo cuyas consecuencias en el futuro están por ver. Liam, sin avisar a nadie más que a Declan, que no consigue entender que se propone, y sin que medie provocación alguna desenfunda su revolver y lo vacía rápidamente disparando a los forajidos por la espalda. Solo uno de ellos sobrevive a este primer ataque, pero es pronto despachado por el resto de los miembros de la partida que no sabe muy bien que ocurre.
Declan estalla de rabia y apunta con su rifle a su hermano, al que acusa de asesino y tarado. Tras algunos insultos más, baja su arma, pero algo se ha roto entre los dos hermanos.
Por lo demás no es probable que este acto tenga consecuencias para Liam. Ha tenido lugar lejos de cualquier lugar civilizado, y no quedan testigos que hablen en su contra, ya que los guardias del ferrocarril saben lo que les conviene. Ademas los muertos son individuos buscados por la ley, y nadie hará preguntas cuando Liam quiera cobrar la recompensa que dan por ellos. Así es la vida y la muerte en el Extraño Oeste.
Afortunadamente para la familia, nuevos acontecimientos reclaman su atención y posponen el ajuste de cuentas entre ambos hermanos. Los Pinkerton han encontrado en Chicago a Robin, la hija de Declan, viviendo con Seamus. Siguiendo las ordenes de Declan, y armados con un mandamiento judicial, retiran a la niña de la custodia de su abuelo, y la envían a Kansas.
El futuro nos contara como lidiaran los O'Flaherty con todos estos problemas familiares, en medio de las turbulencias del Extraño Oeste.
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