La Guerra del Peloponeso termina en el año 404 A.C con la rendición de Atenas. Esparta ha vencido, y controla toda la Helade. ¿Toda?, No, por que la ciudad de Elis, en la punta noroccidental del Peloponeso, se opone a la hegemonía espartana. Asi que los espartanos van allí y les parten la cara. Aprovechando el momento, Trasibulo dirige una revolución y apiola a los Treinta Tiranos, los lacayos que habían puesto los espartanos al gobierno de Atenas. Los espartanos van alli y acaban obligando a Trasibulo a reconocer su supremacía pero aceptan que Atenas vuelva a sus instituciones democraticas, porque tienen prisa para ir a Tebas, porque los tebanos se están poniendo insolentes....
¿Veis a donde quiero llegar?. Esparta gana la guerra pero los helenos no son gente a los que les gusta que los mangoneen, así que para mantener su hegemonía los espartanos tienen que estar dispuestos a apagar los fuegos que les surgen por doquier. Pero diréis "que berzotas son estos griegos, ¿no se dan cuentan de que no pueden ganar contra los espartanos?". Pues la cosa no estaba tan clara, primero porque quizás uno no consiguiera vencer a los espartanos, pero si podía conseguir, como los atenienses, que el peso de su yugo se aliviara, segundo por que hay estaban los agentes del Gran Rey de Persia, dispuestos da dar su oro a cualquiera que plantase cara a los espartanos, ya que los espartanos habían dejado bien claro que ahora que tenían a toda Helas bajo sus ordenes, pensaban atacar al Gran Rey.
En resumidas cuentas que los espartanos disfrutan poco tiempo de su hegemonia, que solo mantienen a costa de continuas empresas militares, que poco a poco van cobrandose su precio en la disminución del numero de Homioi, es decir, de ciudadanos de pleno derecho, y en una concentración cada vez mayor de la propiedad en las manos de la aristocracia. Como de costumbre, la acumulación de riqueza provoca el empobrecimiento de la sociedad y su ruina.
A trancas y barrancas, cediendo unas veces, aplicando crueles represalias otras y colocando gobiernos amigos en otras, Esparta mantiene su control sobre la helade un par de decadas. La hegemonía espartana en realidad apenas merece tal nombre. Un ejemplo es su archienemiga Atenas. Como hemos visto, su gobierno de lacayos, los Treinta Tiranos fue derrocado y la mayoría de sus miembros eliminados físicamente por Trasibulo apenas un año después del fin de la Guerra del Peloponeso, y en el 394 A.C, solo diez años después, los atenienses reconstruyen sus Muros Largos con oro persa.
Finalmente, el secreto a gritos de que Esparta no controla ni hegemoniza nada, queda expuesto con la batalla de Leuctra, en el 371 A.C, donde los espartanos pierden el ultimo jiron de su prestigio: su ejercito, hasta entonces tenido por invencible, es derrotado por las tropas tebanas de Epaminondas, pese a estar estas en inferioridad numérica La derrota es doblemente dañina para Esparta, pierde su prestigio militar, y a varios cientos de ciudadanos. En unos pocos años los laconios tendrán que sufrir la humillación de ver a un ejercito tebano marchar frente a su capital, separados tan solo por el rió Eurotas.
Desgraciadamente los tebanos tampoco dominan la Helade demasiado tiempo, ya que tan solo nueve años después con la muerte de Epaminondas pierden su hegemonía, y Grecia queda mas dividida y enfrentada que antes.
Como veis la incapacidad de los helenos para encontrar puntos en común que los unan, en vez de diferencias que los separen, era proverbial, no solo en cada ciudad estado, sino también dentro de las propias polis. Esto los dejara finalmente inerme frente a potencias extranjeras, la primera de las cuales sera la Macedonia de Filipo II.
Hasta aquí el pertinente resumen histórico. Desde un punto de vista meramente argumental, a ras de suelo como lo verían los personajes, el tema principal de una campaña es la supervivencia personal y colectiva. La guerra ha empobrecido a todo el mundo y es difícil encontrar trabajo, que te presten dinero para construir tu granja, etc. Ademas muchos hombres se han acostumbrado a vivir como soldados y les resulta dificil volver a la vida civil. Muchos se convierten en mercenarios, como los que acompañaran a Ciro el Joven en su intento de hacerse con el trono persa, y tras su muerte protagonizaran la hazaña de los Diez Mil, narrada por Jenofonte en su Anabasis, y que pueden ser un magnifico escenario para una campaña: aquí tenéis un ejemplo.
En gran medida esta es una época de declive para la Helade, donde las luchas intestinas no hacen más que empeorar sin llegar a nada, como si , sin saberlo estuviera esperando la llegada de un salvador, que fuera capaz de llevar a la nación helena a su máximo potencial. Y ese salvador llegara, encarnado en la figura de un joven rey macedonio, Alejandro Magno.
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