Expansion de Macedonia bajo Filipo II |
Lejana, fría atrasada, indigna de ser considerada parte de Helas. Todo esto, y cosas peores pensaban los helenos de la época clásica de Macedonia.Tanto era así, que los reyes de Macedonia se inventaron una complicada historia que los hacia descender de una familia originaria de Argos, para poder presumir de linaje frente a sus refinados vecinos del sur.
El termino reyes estaba plenamente justificado, ya que a menudo Macedonia estaba divida en varios reinos, y durante la Guerra del Peloponeso, atenienses y espartanos azuzaban a un rey contra otro. Los reyes macedonios eran tan débiles, que no podían evitar que los ejércitos extranjeros de persas, atenienses, espartanos y tebanos se pasearan por sus tierras a su antojo y dominaran los puertos de su costa, también se las veían y se las deseaban para tener a raya a sus belicosos vecinos bárbaros, tracios e ilirios, por no hablar de su propia nobleza levantisca.
Y sin embargo, poco a poco, a lo largo de los siglos V y IV antes de cristo, Macedonia fue emergiendo de la oscuridad. Primero, durante la Guerra del Peloponeso, la antaño despreciada Macedonia se vio cortejada por ambos bandos. Luego, mientras las repúblicas de la Grecia peninsular seguían enfrascadas en sus interminables querellas intestinas, su control sobre sus colonias septentrionales fue disminuyendo hasta desaparecer. Durante un tiempo las colonias disfrutaron de su independencia, sin darse cuenta de que sin sus metrópolis, tendrían que defenderse ellas solas de los reyes macedonios.
Sin embargo no parecía haber razones para preocupase. ¿Acaso no había el tebano Epaminondas vencido a los macedonios?, ¿no les había impuesto una paz humillante y se había llevado al joven príncipe Filipo de rehén a Tebas?.
Así fue, pero Filipo fue liberado y volvió a Macedonia lleno de nuevas ideas aprendidas en la ciudad beocia. El joven príncipe, tras hacer una buena escabechina de parientes y caciques molestos, se corono rey y se volcó en organizar un buen ejercito que le sirviera para poner en orden en Macedonia primero, sojuzgar a los bárbaros después, y luego empezar a conquistar a las polis de la costa, que ahora no tenían primo de zumosol al que volverse.
Porque Filipo sabia perfectamente que como expreso tan claramente Jenofonte, tras la batalla de Mantinea y la muerte de Epaminondas, Helas estaba más perdida y desunida que nunca, y que nadie iba a mover un dedo por unas lejanas colonias que encima se las daban de autosuficientes. Así se apodero de los puertos que necesitaba y finalmente de las minas de oro del monte Pangeo, con cuyas riquezas pudo seguir financiando su ejercito.
Filipo II de Macedonia |
Pero la suerte estaba echada. Filipo tenia algo que no habían tenido ni Esparta, ni Tebas ni Atenas. No era la habilidad de organización, ni la ambición, ni la firmeza de carácter. Otros que habían tratado de unir a la Helade habían tenido también esas virtudes. Lo que tenia Filipo era su corona, que se traducía en la devoción y obediencia de su pueblo. Los macedonios eran realmente, al menos en ese aspecto, bárbaros No eran una polis con instituciones, una acrópolis, una ciudadanía y todo eso. Eran un pueblo rural extendido por un amplio territorio y gobernado de manera cuasi-feudal.
Pero ahora, por primera vez en siglos, gracias al rey Filipo, no eran los ejércitos extranjeros de persas, atenienses, espartanos o tebanos los que invadían sus tierras y las arrasaban, sino ellos los que tenían la fuerza y el poder para sojuzgar a los engreídos helenos del sur, que los miraban por encima del hombro y los trataban como animales.
Filipo no tenia que discutir sus medidas con ninguna asamblea, ni vigilar a aliados díscolos. Gobernaba como un autocrata, literalmente "cuanto alcanzaba con la vista" y siguiendo el viejo proverbio se aseguraba de tener a sus enemigos, al menos a sus enemigos macedonios, aún mas cerca que sus amigos. Acerco a su agreste reino montañés al resto de la Helade, trayendo refinamientos y sabios a su capital. Primero instructores militares, pero luego les siguieron atletas, músicos, filósofos .. Y así se aseguro la lealtad de gran parte de la nobleza. Para ganarse al pueblo era bastante que tuviera a los extranjeros fuera de sus fronteras y que pudieran conseguir botín combatiendo en sus falanges.
El mas famoso de estos sabios fue Aristoteles, que ejerció de preceptor de los jóvenes vástagos de la nobleza macedonia, incluyendo, por supuesto, al hijo y heredero de Filipo, Alejandro. Pero esa historia la contaremos más adelante.
Con unas falanges de endurecidos campesinos montañeses que le seguían como a un dios, y una caballería pesada compuesta por nobles, convencidos de que con la fortuna de su rey se acrecentaba la suya, Filipo se enfrento a las polis aliadas contra el en la la llanura beocia de Queronea, donde las venció de manera aplastante. No obstante, fue magnánimo en la victoria, contentándose con imponer su hegemonía a todos los helenos ,salvo a los espartanos, mediante la Liga de Corinto, una coalición cuyo propósito declarado era el de invadir el Imperio Persa.
Un ejercito macedonio al mando del general Parmenión ya se encontraba en Asia Menor como vanguardia de la invasión, cuando durante la boda de Cleopatra, hija de Filipo y hermana de Alejandro (para liar aún mas las cosas la chica se casaba con otro Alejandro, el rey de Epiro, que encima era hermano de su madre, Olimpia. Martin, no has inventado nada, ;-)) , un noble macedonio, Pausanias, asesino al rey Filipo. Y abrió el camino al trono a su hijo, Alejandro.
Hasta aquí, un breve relato histórico de los hechos. Ahora hablemos de las oportunidades para hacer o continuar una campaña, que giran en torno al profundo cambio que se opera en Macedonia en estas tres décadas entre el acceso al trono de Filipo y la muerte de su hijo, Alejandro Magno.
Al principio de este periodo, Macedonia es la frontera septentrional del mundo griego. Para un ateniense Sicilia o la Magna Grecia (el sur helenizado de Italia) son lugares mas reconocibles y donde se siente más cómodo que esa agreste comarca norteña. Macedonia es una tierra montañosa, cubierta de nieve en invierno, de oscuros y frondosos bosques donde viven bestias fabulosas como leones (esto es verdad), faunos y centauros (tú, como máster tienes la potestad de decidir si esto es cierto o falso). Es posible que los propios dioses aún se paseen por esta tierra, donde esta enclavado el mismísimo monte Olimpo. Un lugar ajeno, terrible y extraño, pero también lleno de maravillas y oportunidades.
Esta es una de las opciones de partida, llevar a un grupo de helenos que, ya como embajadores, ya como súbditos recientes del rey, ya como algunos de los numerosos sabios e instructores que el rey alisto a su servicio, viven en primera persona el proceso de transformación de una apartada comarca montañosa en la potencia que gobernaría primero Helas, y luego el mundo entero. El carácter de tierra remota y semi-legendaria, así como la extraña cultura de sus habitantes, medio griega medio bárbara aportan oportunidades para introducir elementos fantásticos.
La otra gran opción es jugar con macedonios, ya como nobles privilegiados que ven todo el proceso desde la silla de un caballo en la batalla y desde la corte en la paz, ya como campesinos, la sal de la tierra, en las falanges en la guerra y desde sus campos y pastos en la paz. Al principio vivirán vidas miserables de estrechos horizontes en sus aldeas de valles y llanuras, pero con la llegada de Filipo y sus grandes empresas podrán acceder a un mundo mas amplio, de hecho más amplio cada año, según las expediciones militares del rey le van llevando cada vez mas lejos. Y si viven lo suficiente ellos, o quizás sus hijos, podrán participar en las hazañas del Gran Alejandro.
El relato de los macedonios como pueblo se presta mucho a la partida generacional en la linea de Pendragon, ya que la epopeya de estos pueblos presenta importantes paralelismos con el ciclo arturico. Filipo en el papel de Uther Pendragon, Alejandro como Arturo, y las guerras de las Diadocos como el derrumbe final del Sueño o para continuar con la historia. Incluso determinados personajes femeninos como Olimpia y Roxana recuerdan a las femme fatales de la "Muerte de Arturo". Hermosas, traidoras y enérgicas, incluso había rumores de extraños rituales, sobre todo en el caso de Olimpia, hija, esposa, hermana y madre de reyes, que llego a atribuir la paternidad de su hijo Alejandro al mismísimo Zeus. Igualita igualita que Morgana Le Fay.
2 comentarios:
Interesantísimo, como siempre. Y muy bien hallado lo del ciclo artúrico.
Muy bueno, sí señor.
Esto se debería aprender en las clases de historia del colegio...
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