La brisa marina agitaba suavemente la llama de la cabellara de Hildr Thorbjornsdöttir, arrancando susurros melancolicos del gran fresno. Hildr se agacho junto a la gran
roca colocada bajo el viejo árbol, imagen del Arbol del Mundo, y
paso su mano derecha delicadamente sobre ella, ¿eran solo líquenes o
podian ser realmente manchas de sangre, mudas testigos de la
atrocidad que habia tenido lugar aquí?, ¿le mostraria la roca lo
ocurrido?, ¿quería ella verlo?, ¿como podía consevar este
lugar su bellezab después de lo que había ocurrido?.
Se alzo, alisandose la falda de lana, mientras se volvia hacia Frithuwald, el hirdman
de Horsa.
-¿Como
ocurrió, por que estaban las mujeres y los niños solos?.
-De eso quizás sepas mas tu que yo, hechicera, Eadgifu, las esposa del Rey
Horsa, era la godi de Freyja e iba dirigir el ritual. Fue ella la que
dijo que no debía haber hombres presentes.
-Y os
quedasteis todos en la Sala, hartándoos de cerveza y carne, y
fornicando con las criadas, mientras las mujeres y los niños eran
asesinados”, interrumpió secamente Jörunn Hrolfsdöttir.
Con el
rostro crispado de rabia, el guerrero desenvaino su espada. Hildr
tuvo que poner todo su empeño en calmar a ambos y conseguir que el
hirman continuara contando lo ocurrido hace seis meses,
Eadgifu,
la reina de Horsa, era una mujer de fuerte carácter, y de no haber
sido la mujer de quien era, podría haber sido una volva por derecho
propio. Cuando la construcción del asentamiento de Thanet ya estaba
bastante avanzada, busco un lugar destacado donde hacer un sacrificio
a Freyja que asegurara la fecundidad en la próxima estación.
Decidió llevar a cabo el ritual en un apartado promontorio donde
había un gran fresno, e indico que no debía haber varones de mas de
doce años presentes. El ritual duraría desde la puesta de sol hasta
el amanecer. Las mujeres y los niños, unas dos docenas
aproximadamente, incluyendo al hijo y las dos hijas de Horsa,
encendieron un gran fuego bajo el altar y sacrificaron varias cabras.
Pero al
dia siguiente, algo fue mal. Es cierto que Horsa y varios de sus
seguidores habían aprovechado la ausencia de las mujeres para
realizar una fiesta como las de sus años de solteros en su Gran
Sala, pero tampoco había sido ninguna orgía, todos se habían
retirado a dormir mucho antes de la Hora del Lobo. En aquellos días
los sajones de Thanet eran algo negligentes con la vigilancia, ya que
se creían a salvo, rodeados por el mar y en territorio amigo,
protegidos por el Alto Rey Vortigern. Cuando a eso de media mañana
alguien decidió acercarse hacia el promontorio para averiguar por
que no volvían las mujeres y los niños y se encontró con una
masacre.
Todos,
tanto mujeres como niños habían sido asesinados, la misma Eadgifu había sido colgada del fresno y los cadáveres habían sido apilados
bajo el altar, donde se habían trazo cruces con la sangre
de los muertos. Las únicas que no aparecieron fueron tres muchachas,
de unos quince años.
Aunque
aún no se sabe quien realizo el ataque, las huellas de calzado, y
las flechas y otros objetos que se encontraron en el lugar son de
factura celta, por lo que Hengist y Horsa culpan a alguno de los
enemigos de Vortigern, que mediante este acto cobarde y cruel
pretendían amedrentar a sus nuevos súbditos continentales. Nada más se sabe nada más al respecto. El rey Horsa ha caído
presa del abatimiento y el remordimiento, y sin el firme sostén de
su amada reina se ha convertido en poco mas que una sombra de su
hermano gemelo.
Compungida
por su arranque de ira, Jörunn se disculpa con el joven guerrero
sajón, sobre todo tras confesar Frithuwald que su hermana Raedburh
es una de las muchachas desaparecidas.
**-Hay que
terminar el ritual, este lugar debe ser purificado y el sacrificio a
la diosa completado, dijo Hildr solemnemente, sorprendida de su
propia convicción.
- Jörunn
miro orgullosamente a su amiga y añadio:
“Yo
me ocupare de proteger la ceremonia, Seguro que encuentro algunas
mujeres dispuestas y entrenadas en las armas. Protegeremos el
santuario como si fuéramos las mismísimas hijas de Freyja.
-Hijas
de Freyja. Me gusta como suena, añadió Hildr esbozando una sonrisa.
Final alternativo y mejorado de +Carlos de la Cruz Morales :
**
Cuando volvieron al Gran Salon de Horsa, Hildr, hija de Thornbourn, hablo así:
- Hay que terminar el ritual, este lugar debe ser purificado y el sacrificio a la diosa completado, dijo Hildr solemnemente, sorprendida de su propia convicción.
Jörunn miró a su amiga y añadió:
- Pero, ¿cómo evitaremos que vuelva a suceder lo que ya ha pasado? Los hombres no pueden estar presentes en el ritual a la diosa, Freyja no lo aceptaría.
Hildr volvió a hablar, con un tono poderoso, sobrenatural
. - Buscaremos a mujeres que estén dispuestas a empuñar las armas para proteger a sus hermanas. Cuando Freyja lideraba los rituales secretos que ningún hombre o dios puede presenciar, buscó entre sus hijas a aquellas más valientes, y éstas formaron un muro de espadas y escudos para proteger a sus hermanas de las depredaciones de los gigantes.
Hildr miró a su alrededor, observando los rostros sobrecogidos de los hombres y mujeres de la tribu. Algunos se habían arrodillado, pues sentían que la diosa Freyja hablaba por boca de Hildr.
- ¿Quién acudirá a la llamada de la diosa? ¿Quienes de entre vosotras está dispuesta a recorrer el camino de la sangre y de la muerte para proteger a sus hermanas, para honrar a la diosa? ¡Hijas de Freyja! ¿Os alzaréis en armas en esta hora aciaga?
Una mujer se levantó, alzando la espada de su marido. La primera Hija de Freyja
Final alternativo y mejorado de +Carlos de la Cruz Morales :
**
Cuando volvieron al Gran Salon de Horsa, Hildr, hija de Thornbourn, hablo así:
- Hay que terminar el ritual, este lugar debe ser purificado y el sacrificio a la diosa completado, dijo Hildr solemnemente, sorprendida de su propia convicción.
Jörunn miró a su amiga y añadió:
- Pero, ¿cómo evitaremos que vuelva a suceder lo que ya ha pasado? Los hombres no pueden estar presentes en el ritual a la diosa, Freyja no lo aceptaría.
Hildr volvió a hablar, con un tono poderoso, sobrenatural
. - Buscaremos a mujeres que estén dispuestas a empuñar las armas para proteger a sus hermanas. Cuando Freyja lideraba los rituales secretos que ningún hombre o dios puede presenciar, buscó entre sus hijas a aquellas más valientes, y éstas formaron un muro de espadas y escudos para proteger a sus hermanas de las depredaciones de los gigantes.
Hildr miró a su alrededor, observando los rostros sobrecogidos de los hombres y mujeres de la tribu. Algunos se habían arrodillado, pues sentían que la diosa Freyja hablaba por boca de Hildr.
- ¿Quién acudirá a la llamada de la diosa? ¿Quienes de entre vosotras está dispuesta a recorrer el camino de la sangre y de la muerte para proteger a sus hermanas, para honrar a la diosa? ¡Hijas de Freyja! ¿Os alzaréis en armas en esta hora aciaga?
Una mujer se levantó, alzando la espada de su marido. La primera Hija de Freyja
2 comentarios:
Oye, me alegra que te haya gustado el final alternativo ;)
Me encanta. Tiene ese toque de comunidad tan propio de Glorantha.
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